MITOS Y REALIDADES EN LA INDEPENDENCIA DE PAMPLONA
(Ensayo)
En el virreinato de la Nueva Granada al igual que en las demás colonias la independencia política en relación con la metrópoli española expresa un movimiento de las clases dirigentes criollas en procura de mayor libertad comercial y de romper la hegemonía política impuesta por las autoridades peninsulares, en medio de la creciente e irreversible crisis de la corona española invadida por Napoleón Bonaparte y el cautiverio del rey Fernando VII.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII y tres primeras décadas del siglo XIX hizo crisis el sistema colonial europeo y surgió en las colonias un movimiento anticolonialista y de liberación. Las colonias hispanoamericanas se opusieron a la dependencia colonial impuesta durante más de tres siglos por la metrópoli española, que por la época sufría los efectos de la invasión napoleónica y la pérdida de la hegemonía comercial a manos de Inglaterra.
Alimentados por las ideas de la ilustración y el enciclopedismo francés las clases dominantes criollas (españoles nacidos en América con amplio poder económico en las diferentes provincias) produjeron una modificación de las ideas e instituciones vigentes a través de un proceso político mediante el cual se trasladó el poder de manos del Virrey, representante y defensor de los intereses de la Corona y de los españoles peninsulares en tierras americanas, a una Junta de Gobierno que permitía a los criollos satisfacer sus demandas de acceso a los cargos administrativos y al ejercicio del poder político en el antiguo virreinato de la Nueva Granada.
La tradición popular trasmitida oralmente y ahora difundida en los modernos medios de comunicación dice que el cuatro de julio de 1810 en la Plaza principal de Pamplona la señora MariaAgueda Gallardo de Villamizar discutió con el corregidor Juan Bastus y le quito el bastón de mando. De inmediato el pueblo se arremolino, pusieron preso al gobernador y firmaron después el acta de la independencia.
Flor Delia Pulido y María Clara Valero, en la cartilla “Historia y Geografía de Pamplona” indican que según la versión popular de los hechos el 4 de julio, es decir, cinco días después de los hechos, se encontraron en la plaza principal Juan Bastús y María Águeda Gallardo, quienes entablaron una acalorada conversación y ante las insolentes palabras del mandatario, la aguerrida dama arrebato el bastón de mando que sostenía el corregidor Bastus en su mano.
Es claro que el intemperante gobernador Juan Bastús desde cuando llego a la ciudad había pretendido reformar las costumbres de los habitantes la provincia, prohibiendo hasta el uso de la ruana, por considerarla antihigiénica y sucia. Pero llego al extremo de indisponer a la población reunida en la plaza cuando se aprestaba a celebrar la fiesta de su patrono San Pedro y ordenó cancelarla.
Las citadas Pulido y Valero narran que la noche del 29 de junio de 1819, fecha en que se celebraba la fiesta de San Pedro, patrono de una de las cofradías de la ciudad, y cuyo festejo con música en la plaza principal era encabezado por María Águeda Gallardo Guerrero, el cual fue disuelto por orden del Corregidor, quien argumentó que no le habían solicitado permiso para el acto.
Al día siguiente, la noticia era que Bastús y Faya, mediante decreto, pretendían calificar de asonada el suceso de la noche anterior, involucrando a doña María Águeda como culpable y por consiguiente, mandándola a apresar e incautar sus bienes.
Al respecto Monseñor Acosta señala que:“El grito de independencia de Pamplona del 4 de julio de 1810, se gesta en la discrepancia que tuvo doña Agueda Gallardo de Villamizar con el gobernador Bastus, el 28 de junio vísperas de San Pedro, de cuya fiesta era prioste aquel año, por haber prohibido este los festejos que se acostumbraba, lesionado con ello la piedad y la ciudad”
En efecto, con motivo de la celebración de las fiestas de San Pedro, patrono de la ciudad, se produjo un incidente entre el corregidor Juan Bastus y la Señora María Agueda Gallardo de Villamizar, a quien se le impidió sacar la procesión y llevar a cabo los festejos previstos para tal celebración el día 29 de junio. Fue entonces cuando doña Águeda le arrebató el bastón al Gobernador y lo tiró al suelo.Por lo tanto, Pamplona lanza el 4 de julio de 1810 (anterior a Santa fe) su grito de desconocimiento a las autoridades españolas, como un desarrollo de los incidentes vividos durante las fiestas de San Pedro.
El cuatro de Julio un tumulto estalló mientras el corregidor "Bastús se paseaba por la plaza principal cuando fue detenido por Don Ramón Carrizosa, feligrés de la parroquia de la Concepción, que le daba quejas contra Joaquín Villamizar Araque, de quien suponía haber recibido graves injurias. Como Bastús lo rechazara ásperamente diciéndole que concurriera a su despacho (este era el momento concertado) Joaquinito hizo señas con su sombrero y su capa y entonces salió precipitadamente de las tiendas y ángulos de la plaza una multitud de gente del pueblo y algunos notables que se hallaban prevenidos. Villamizar y Carrizosa se abalanzaron sobre Bastús y al mismo tiempo lo atacan don Francisco Cana!, yerno de la señora Agueda Gallardo y don Pedro María Peralta quienes apresaron al Gobernador y lopasearon en triunfo antes de encerrarlo en las piezas altas de la Casa del Cabildo"
El corregidor intentó en vano invocar el auxilio del pueblo en nombre del monarca español, pero los pamploneses conocedores de los excesos cometidos por los españoles en América durante la ya larga dominación y explotación colonial y, resentidos por los insultos proferidos por Bastús, corrieron a reunirse con los conspiradores. El paso siguiente de los sublevados fue la creación de una Junta Popular.
"El plan había tenido el éxito previsto y esperando. Los notables pamploneses habían logrado triunfar en sus empeños para deponer a Bastús. El pueblo sehabía identificado y respaldo la actuación de los notables ahora restaba darle desarrollo a la parte política más importante como era la de reasumir por algo o por alguien la autoridad. Por los caminos salieron emisarios de la revolución a dar la noticia de los hechos que acababan de suceder en la Plaza Mayor de Pamplona y propagaron en rápida acción la voz del feliz suceso y la razón que bajaran a reunirse en Pamplona".
Pero no todo estaba concluido. "La verdadera fecha clásica de la independencia de Pamplona fue el 31 de julio, porque en esa memorable noche se reunieron los habitantes de la ciudad para la proclamación. El Acta de la Independencia fue dictada a la usanza de las que se firmaron en otras ciudades del Nuevo Reino. La Junta de Pamplona invitó a las poblaciones del antiguo corregimiento a enviar su representación a una Asamblea que debía reunirse en la capital de la provincia con el objeto de elegir el Diputado representante de la Provincia al Congreso General del Reino” .Esta asamblea se instaló el 17 de noviembre de 1810.
En el Acta de la Independencia de Pamplona firmada por más de cien personas se ponía de manifiesto la conservación de nuestra santa religión, obediencia al legitimo monarca Fernando VII, adhesión a la justa causa de toda la Nación v absoluta independencia de esta parte de las Américas de todo yugo extranjero. En dicho documento se lee: “Y habiéndoseles recibido juramento a cada uno de ellos sobre los mismos puntos interesantes que arriba se han expresado y principalmente sobre la conservación de nuestra santa religión, obediencia a nuestro legítimo Monarca el señor don Fernando VII, adhesión a la justa causa de toda la Nación y absoluta independencia de esta parte de las Américas de todo yugo extranjero; todo el público añadió, a presencia de la respetable imagen de nuestro Soberano, el mismo solemne juramento y prestó la más ilimitada subordinación a la Junta que acaba de erigir” .
Como dice el notable historiador pamplonés Rafael E. Ángel: "Aquella tarde del 4 de julio de 1810 se daba para los pamploneses iniciación al fin de un imperio político y económico pero se abría la compuerta para el reemplazo...". Es asi como a la independencia política del Nuevo Reino de Granada, siguió una época de mayor dominio económico por parte de Inglaterra que se configuraba como la gran potencia imperialista del siglo XIX.
“De todas maneras el 4 de julio de 1810 en Pamplona fue el principio de una carrera que no está concluida. Se Marco un hito en el largo proceso de un pueblo. Se levantó una raza a imprimir una huella en el curso de la historia. Se identificó el pueblopara seguir unos dirigentes hacia algo pero sin saber con claridad cómo ni hacia donde”
A modo de conclusión preliminar vale señalar que no fue sino hasta 1810 cuando la elite intelectual criolla alimentada por las ideas de la ilustración francesa cuestiono la dominación política y ante el vacío de poder que se vivía en España por la invasión napoleónica, lanzo el grito de desconocimiento a las autoridades españoles gobernantes en América, juró fidelidad al rey Fernando VII y declaro la independencia política del virreinato de la Nueva Granada.
Según la investigación realizada en Pamplona los hechos siguieron este hilo conductor:
Junio 29 de 1810: La prohibición de Bastus para que no se celebrara la fiesta de San Pedro genero el enfrentamiento de Agueda Gallardo con el gobernante español.
Julio 4 de 1810: Las clases altas pamplonesas planearon y llevaron a cabo un motín contra Bastus el día 4 de julio, lo destituyeron y convocaron una junta de gobierno.
Julio 31 de 1810: Se firmó la hoy llamada Acta de la Independencia donde se jura fidelidad a Fernando VII y rechazoa todo dominio extranjero
El papel de Agueda Gallardo sería el de la precursora de un movimiento social y político que tuvo una motivación religiosa y llevo a cristalizar las aspiraciones de las elites pamplonesas en medio de la crisis en el sistema colonial español.
Finalmente, dice el Historiador Armando Martínez Garnica (2009) “En la ciudad de Pamplona se produjo, el 4 de julio de 1810, un motín que destituyo al corregidor Juan Bastus y Falla, un catalán que desde 1808 había reemplazado en este empleo al tunjano José Joaquín Camacho, gracias a un titulo despachado por el rey que frustro también las aspiraciones de un benemérito pamplonés, don Juan Nepomuceno Alvarez y Casal, yerno de la importante matrona doña Agueda Gallardo de Villamizar (1751-1840)…
… Los “motores” de este movimiento fueron, además de esta viuda, su yerno (Francisco Canal), su hijo (Joaquín Villamizar) y su hermano Rafael Emigdio Gallardo, Rafael Valencia, José Gabriel Peña, RamonCarrizosa, Manuel Silvestre (oficial de la Real Caja), Manuel Mendoza, Pedro María Peralta, el doctor Escobar (Párroco de Málaga) y el doctor francisco Soto.
El temor ante la causa que Bastus había abierto el 30 de junio anterior contra doña Agueda Gallardo unía a todos los benemeritos que antes rivalizaban entre si…
… Las funciones del corregidor fueron depositadas en el cabildo y en algunos beneméritos y eclesiásticos que “reasumieron provisionalmente la autoridad provincial”, pero el acta que formalizo la Junta Provincial solo fue firmada el 31 de julio siguiente en un Cabildo Abierto que fue convocado para dar respuesta a la posibilidad de establecer en Santa Fé una Confederación General…